"Desde el punto de vista del sur, el verano del norte es invierno. Desde el punto de vista de una lombriz, un plato de espaguetis es una orgía. Donde los hindúes ven una vaca sagrada, otros ven una gran hamburguesa. Desde el punto de vista de Hipocrates, Galeno, Maimonides y Paracelso, existía una enfermedad llamada indigestión, pero no existía una enfermedad llamada hambre. Desde el punto de vista de sus vecinos del pueblo de Cardona, el Toto Zaugg, que andaba con la misma ropa en verano y en invierno, era un hombre admirable: -El Toto nunca tiene frío -decían. El no decía nada. Frío tenia, pero no tenia abrigo. Desde el punto de vista del búho, del murciélago, del bohemio y del ladrón, el crepúsculo es la hora del desayuno. La lluvia es una maldición para el turista y una buena noticia para el campesino. Desde el punto de vista del nativo, el pintoresco es el turista. Desde el punto de vista de los indios de las islas del mar Caribe, Cristóbal Colon, con su sombrero de plumas y su capa de terciopelo rojo, era un papagayo de dimensiones jamás vistas. Desde el punto de vista del oriente del mundo, el día del occidente es noche. En la India, quienes llevan luto visten de blanco. En la Europa antigua, el negro, color de la tierra fecunda, era el color de la vida, y el blanco, color de los huesos, era el color de la muerte. Según los viejos sabios de la región colombiana del Choco, Adán y Eva eran negros y negros eran sus hijos Cain y Abel. Cuando Cain mato a su hermano de un garrotazo, tronaron las iras de Dios. Ante las furias del señor, el asesino palideció de culpa y miedo, y tanto palideció que blanco quedo hasta el fin de sus días. Los blancos somos, todos, hijos de Cain.
Si Eva hubiera escrito el Génesis, ?como seria la primera noche de amor del genero humano? Eva hubiera empezado por aclarar que ella no nació de ninguna costilla, ni conoció a ninguna serpiente, ni ofreció manzanas a nadie, y que Dios nunca le dijo que parirás con dolor y tu marido te dominara. Que todas esas son puras mentiras que Adán contó a la prensa. Si las Santas Apostolas hubieran escrito los Evangelios, ¿como seria la primera noche de la era cristiana? San José, contarían las Apostalas, estaba de mal humor. El era el único que tenia cara larga en aquel pesebre donde el niño Jesús, recién nacido, resplandecía en su cuna de paja. Todos sonreían: la Virgen María, los angelitos, los pastores, las ovejas, el buey, el asno, los magos venidos del Oriente y la estrella que los había conducido hasta Belén de Judea.Todos sonreían, menos uno. San José, sombrío, murmuro: -Yo quería una nena".
Eduardo Galeano
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